domingo, 24 de enero de 2010

Francisco Arriagada - Concepción


De mis palabras


Al avenir de la mañana estoy como leproso
de mi rostro segmentado se desprenden los poemas
ayer fue turbulento; hoy me puedo arriesgar a respirar
hoy puedo colorear el aire con mi lengua
puedo enfriar mi pecho con un soplido crioscópico
¡Oh! pero las palabras éstas no han venido solas
las tuve que buscar en sus nidos de ternura amarrada
las tomé con cuidado, las llevé conmigo
las llamé por su nombre humano:

................................¡P
................................A
................................L
................................A
................................B
................................R
................................A
................................S!

Palabras que hablan en las mentes más poderosas
palabras que arrullan halagüeñas
las vi combinadas en formas ilegiblemente bellas
me comprometí con sus curvas excitantes.
Mis amadas siluetas de porcelana invisible:

Gracias por hibernar
la soledad que me
sucede gracias gracias
por el camino residual
limpiado en seco con
el detergente que yo
extraño Gracias, pero...

¡Qué mal me hicieron anoche, palabras preciosas,
qué deshecha la sangre anémica de mis manos
sinceras que duermen al calor de la pluma!
Traicionado en la noche cuando necesité más consuelo
traicionado por el recuerdo en tiempos de amnesia.

¡No más traición!
¡Y qué si me desprendo de las palabras impregnadas
en mi rostro leproso y las dejo susurrando en
los poemas del olvido y me divorcio de ellas con
una ceremonia de antifaces mortecinos!

Tengo la receta que hará un más que algo
a estas líneas pobremente llamadas poemas
y estas palabras se transfigurarán en mis pupilas
irritadas de haber dormido poco pero allí sólo
me traicionarán una nueva vez ¡no quiero!

Las podría borrar una tras otra
.................................................o sólo ignorar sus lecturas al oído.
Las podría eliminar de mi cuerpo leproso
.................................................o aceptarlas como miembros de mi alma.

¡Oh! palabras traicioneras, palabras compañeras
¿Quién más que ustedes podría describir
a este león desmelenado que ruge solitario
el silencio de todos los que han matado con
odio y con amor las ilusiones de un algo valeroso?

Ayer fue turbulento pues me traicionaron
Hoy las necesito aquí de nuevo.

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